Hace unas semanas que estaba en el hospital y tenía la esperanza de que otra vez pudiese salir adelante. Pero no fue así. Se le apagó la luz. Se marchó uno de los mejores músicos de este país, el hombre que tantas veces consiguió emocionarme con sus hermosas letras y melodías, con su inigualable voz y su sensibilidad.
Ahora queda el genio, sus treinta años de dedicación a la música, su regalo, imperecedero.
Gracias Antonio. Descansa en paz.