viernes, 31 de octubre de 2008

always on my mind

A pesar de que la versión que hizo de ella el mítico Rey del rock unos meses después tuvo mayor trascendencia, este tema fue grabado por Brenda Lee en 1972.
Podemos encontrar más de una veintena de covers de Always on my mind, sonando de manera diferente en muchas de ellas, pero con el mensaje original intacto.



brenda lee,1972


La que más me gusta es la que Pet Shop Boys hicieron a finales de la década de los ochenta. El vídeo que la acompaña es un trailer de una peli (dicen) bastante mala. En cualquier caso, la canción sigue siendo preciosa, con un ritmo y una voz geniales y recomendable para encarar el fin de semana con espíritu animoso.



pet shop boys,1987


Os dejo las tres, para lo que pida el cuerpo.



Buen fin de semana!

jueves, 30 de octubre de 2008

en los últimos asientos de un tranvía

—Que nos volvamos a ver.
—Seguro que nos veremos.
—Sí, ¿pero dónde?
—Aquí. En estos últimos asientos.

Fue lo último que dijo. Bajaba en la próxima. Atravesó todo el pasillo atestado de gente. Se puso en la puerta de salida. En la mano izquierda llevaba mi libro. Pensé que giraría la cabeza y que nuestras miradas se cruzarían antes de que bajara, pero no. El tranvía cerró sus puertas y siguió su camino. Y yo volví a cerrar los ojos con su cuaderno entre mis manos, el pelo mojado y el olor a lluvia en mi cara. La mayoría de las veces sucede lo que no tiene que suceder. Miré el cuaderno. Era de una piel roja envejecida. Lo palpé. Antes de abrirlo pensé en todas las expectativas que me ofrecía. «Dentro estarán mi poemas», recordé sus palabras. Y tenía razón, sólo había páginas en blanco. Pensé en ella, en cómo parecía leer mientras la lluvia le mojaba la cara. Sus ojos estaban fijos, inmersos en aquellas páginas vacías. Busqué algún nombre, algún número de teléfono. Nada.

Tal vez tenía que sacar lo bueno de la situación. Aquello podía ser un buen cuento. Una chica con la cara empapada leía un cuaderno en un tranvía, un frenazo, un intercambio, y la posibilidad del reencuentro. No estaba mal para empezar. Al menos existía algo importante en un relato, el viaje del personaje. Aquella misma noche escribí el cuento. Tenía varias direcciones para enviarlo a premios literarios. Así que nada más terminarlo, lo metí en varios sobres. Listo para enviar. Listo para ganar algunos euros.


A la mañanaza siguiente y durante muchas mañanas más, hice el mismo recorrido en el tranvía. Pero nunca más la vi. Nunca apareció aquella chica que quería escribir poemas. Yo seguí en el tranvía hasta que me cansé, o mejor, hasta que gané dinero y pude arreglar el coche. Ya no era escritor. Nunca volví a ganar ningún premio. Ni con aquel cuento de la chica del cuaderno rojo. Ahora tenía una jornada laboral de diez horas. Turno partido. No había tiempo para nada. Ni tan siquiera para historias de amor en un tranvía. Aunque en mi mente, de vez en cuando, recordaba el brillo de la lluvia en su cara, los lunares deslizándose por su pómulo izquierdo, y su pelo negro, mojado, peinado hacia atrás.

La vida, al igual que los tranvías, no suele ir siempre por una línea recta. Los cambios siempre aparecen de una manera más o menos inesperada. Varios años después, una tarde de julio, el tranvía de la Línea 7 paró justo al lado de donde yo estaba. A través de los cristales, me pareció verla. Cuando se abrieron las puertas, entré sin pensármelo. Ella estaba al fondo, en los últimos asientos, sumergida en un libro, probablemente de poemas. Me senté justo enfrente. No levantó la mirada. Me fijé en las tapas desgastadas del libro, las puntas estaban dobladas y el color negro se había vuelto gris. Sin duda, era mi libro. El que se me cayó al suelo aquel mediodía de mayo.

—Perdona, no sé si te acordarás de mí —le dije.
—Claro que me acuerdo —dijo sin levantar los ojos—. ¿Pero es un poco tarde, no crees?
—¿Tarde? Pero si estuve mucho tiempo haciendo la Línea 7 de arriba abajo. Y nunca te vi.
—Esta es la Línea 7 —levantó los ojos, vi otra vez en ellos una inmensa tristeza— la de las paradas hechas poemas —me dijo enseñándome la primera página de mi libro.
—¿Entonces, en cuál viajaba yo?
—No lo sé. Supongo que el día que nos conocimos cambiaron aquella línea de número. Sería provisional.
—Vaya. ¿Sabes que estuve varios años buscándote? Cada mañana me sentaba en el último asiento. Con tu cuaderno entre las manos. Te esperé una eternidad.
—Yo también, pero en una línea equivocada.

Nos quedamos en silencio. Había pasado tanto tiempo. Cinco años. Y cada uno en un tranvía. ¿Cómo no me di cuenta? Qué despiste. Cuánto tiempo perdido. Recuerdo que cuando la conocí todo era diferente. Había sueños de por medio. Ilusiones. Pero las circunstancias nos obligaron a hacer cosas que no queríamos. Ella llevaba una faldita de Zara, unas medias rosa pálido y una blusa blanquísima con el holograma de unos grandes almacenes. Y yo, una camisa y una corbata desajustada por el calor. Éramos dos supervivientes. De nuestros propios sueños.

—¿Qué pasó con tu vida? —le pregunté.
—Cuando me conociste quería escribir poemas. Y ahora soy un poema que ficha cada día. De 9 a 2 y de 4 a 9.
—Tampoco a mí me ha ido bien. Fui un escritor invisible. A lo único que llegué, fue a ver mi nombre escrito en el agua de los premios.
—Y cambiaste la literatura por la corbata —me dijo desajustándome todavía más el nudo.
—Sí. Al final renuncié.
—Cuando se trata de comer, no hay dignidad que valga la pena. Ni la de tus sueños.

Por las ventanillas se colaba, muy despacio, el atardecer. El interior del tranvía se coloreó de rosas y naranjas oxidados. Y de pronto, un frenazo, nuestras caras chocaron en el aire. A la misma vez una nube abrió su vientre encima del tranvía. Estrías transparentes se deslizaron por los cristales formando telarañas de agua.


¿Volvemos a empezar donde lo dejamos? —me preguntó.
—Será difícil llegar.
—Ahora somos dos.
—Tienes razón. Al menos habrá que intentarlo.

Nos quitamos los uniformes, los dejamos extendidos en los últimos asientos. Como si fueran dos personas flaquísimas e invisibles. Y cogidos de la mano bajamos en el próximo poema, besándonos, medio desnudos, medio abrazados.

miércoles, 29 de octubre de 2008

spin

Corto muy original que ha cosechado más de una treintena de premios, en los que un DJ con su mesa de mezclas se enfrenta al tiempo, a la casualidad, a la causalidad...
Sin diálogos y engancha.


Jamin Winans, 2005

Interpretado por Jonny Hayz II, Aaron Strobel, Alan Shackelford, Gale Grove, Bama Slama, Troy Garner, Raymond Andrew Bailey, Megan Heffernan, Jamey Geston, Kerry Knuppe, J. Michael Weiss, Cesar Bejarano, Brandon Carrillo y Mike Saleeb.

martes, 28 de octubre de 2008

en los últimos asientos de un tranvía


Frenos desgastados, dirección torcida, embrague a punto de romperse. Era el diagnóstico de mi viejo coche. Veinte años no es nada, dicen.
Para él sí. Poco le quedaba ya, y si no ahorraba para repararlo, no le quedaría nada. El problema era el dinero. El mecánico me pedía demasiado. Y mi trabajo no daba para tanto, no daba más que para pagar el alquiler y alimentarme. Cada vez me era más difícil ganar premios literarios. En eso consistía mi trabajo. Antes los ganaba sin dificultad. Escribía un cuento, lo enviaba, y al poco me llamaban. Así gané un concurso tras otro. Llegué a ganar en varios años más de mil premios. Y eso que casi siempre me presentaba con los mismos cuentos, les cambiaba el título, algunas frases y los decoraba con nuevas metáforas. Sin embargo, ahora, no sabía qué pasaba. El caso era que no ganaba ningún premio desde hacía tiempo. Mi dinero sólo salía de mi cuenta corriente. Mala señal. Porque al final uno no podía ni reparar el coche, y no me quedaba más remedio que ir en tranvía. Tampoco era que necesitara ir a ningún sitio en particular. Viajaba por distraerme, por encontrar nuevas ideas. Por ver cosas. Todo escritor lleva un espía dentro: unos ojos cotillas que persiguen la realidad para luego deformarla.

Elegí el tranvía porque me pareció un medio de transporte romántico. Con sus caras pegadas a los cristales, sus soledades en el interior, sus adioses en cada parada. Y luego aquella voz de mujer, llena de sensualidad, anunciando cada cierto tiempo la próxima parada. Aunque al final, después de oír tanto la grabación, perdía todo el encanto y pasaba a formar parte del trayecto. Ya se sabe, la rutina lo convierte todo en normal, en cotidiano. Mi línea preferida, la 7. Tenía veinte paradas. Su trayecto era el más céntrico. Era una línea provisional, con un recorrido alternativo al de siempre, pero esto lo supe luego, y casi pagué las consecuencias.

Recorrí aquella línea durante varios días. De principio a fin. Siempre llevaba conmigo un libro llamado Veinte poemas para ser leídos en tranvía. Ya me los sabía de memoria, pero no importaba. A veces, si no había mucha gente, los recitaba en voz baja. El que más me gustaba era ‘Nocturno’. Cuando decía «El frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana». O «No hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme».
En el índice del libro copié las líneas curvas y rectas del itinerario. El mapa del tranvía. Marqué las veinte paradas. Y las llamé como los poemas del libro. Así teníamos la primera, ‘Paisaje bretón’, la segunda, ‘Café-Concierto’, la tercera, ‘Croquis en la arena’, la cuarta, ‘Nocturno’… hasta llegar a las veinte paradas, ¿o ya eran poemas? Ya sólo faltaba escuchar la voz de mujer diciendo: «Próximo poema, ‘Nocturno’». No estaba nada mal pasar así el día. Murmurando versos. Con los ojos muy cerca de la ventana. Esperando algo, alguna idea para mis cuentos.

Normalmente abría el libro nada más sentarme en el tranvía. Sin embargo, una mañana decidí, todavía hoy no sé por qué, leer el poemario desde el principio. Desde la primera parada. Pero para eso tenía que esperar al fin del trayecto y luego volver a empezar. Bueno, tampoco había prisa. Además, así haría algo diferente y seguiría el itinerario poético del tranvía. Me senté en el último asiento, junto a la ventana. Era mayo, mediodía. De afuera entraba un aire de agua. El cielo parecía un papel de periódico arrugado. Lloviznaba sobre mi cara. Cerré los ojos. Las gotitas eran cálidas. Dejé el libro a un lado y me quedé así. Quieto. No sé cuántas paradas pasaron, perdí la noción del tiempo. Cuando abrí los ojos, todo había cambiado. El tranvía estaba lleno. Ni un sitio libre. Enfrente de mí había una chica sentada.

Leía un cuaderno rojo. No pude ver su título escrito a mano. Sus dedos finos y blancos lo escondían. Estaba sumergida en la lectura. Varios lunares coloreaban uno de sus pómulos. Su cara tenía la palidez de la belleza. Una intensa soledad sombreaba el color de sus ojos. Eran inmensamente bellos, inmensamente tristes. La lluvia le empapaba el pelo, la piel, los labios. Movió sus dedos y pude leer el título: Poemas para un tranvía. Sentí el impulso de conocerla. De decirle lo mucho que me gustaba viajar en esta línea con un libro, que tenía un título parecido al de su cuaderno. Quise contarle que las paradas de la Línea 7 ya no eran paradas, sino poemas. Pero no le dije nada de eso. A veces, suceden otras cosas. Más inesperadas. El tranvía frenó de golpe. La brusquedad nos sacó del asiento y casi nos dimos de frente. El libro y el cuaderno cayeron al suelo. Al verlos ahí, juntos, cerca de mis pies, tomé el cuaderno y le dije:

—Perdona, se te ha caído.
—Gracias.
—Me gusta tu cuaderno.
—Te lo cambio por tu libro. Este cuaderno es muy valioso. Dentro escribiré mis poemas para leerlos en el tranvía.
—Vale, te lo cambio. Pero con una condición —le propuse yo.
—¿Cuál?


Continuará...

lunes, 27 de octubre de 2008

números

El Director General de la FAO, Jacques Diouf, afirmó en la última cumbre, en Roma (Junio, 2008) que cada año se necesitan 30.000 millones de dólares para ser invertidos en la agricultura y producir los alimentos que se necesitan. Este dinero debería provenir de los propios países afectados por los problemas de seguridad alimentaria y de los países que ya han alcanzado altos niveles de desarrollo. Los primeros deberán dar prioridad a la agricultura en sus estrategias nacionales y los segundos deberán aumentar sus actuales niveles de ayuda al desarrollo.

Las medidas anunciadas hasta el momento por los gobiernos europeos para efectuar el rescate bancario alcanzan la cifra de 1.7 billones de euros, tres veces más que en Estados Unidos (480.000 millones de euros).

Mientras 800 millones de personas son víctimas del hambre en el mundo.



¿Te atreves?

sábado, 25 de octubre de 2008

cuando la publicidad se convierte en arte

Ya que esta semana la cosa ha ido de carteles, voy a seguir con ellos.
Siento una gran admiración por los carteles antiguos ya sean de publicidad, de cine, ciudades... Me encanta entrar a un local y que de las paredes cuelgue alguno de ellos, tienen algo especial. Hace tiempo que empecé a coleccionarlos y como aún no he decidido dónde ponerlos, se me ocurre que éste es un buen sitio para empezar a hacerlo. El problema es que seguro que me encuentro con muchos que no tengo y me entrarán ganas...

Mirarlos supone pasear por la historia del diseño gráfico y descubrir que en una época en la que no existían tantas facilidades como hoy en este campo, se hacían verdaderas maravillas que han llegado hasta hoy. Vale la pena echarles un vistazo.




1900





1940


viernes, 24 de octubre de 2008

imperdonable

Imperdonable sí. No se puede llamar de otra manera.
Paulina Rubio, la chica dorada del pop latino se empeñó y destrozó uno de los temas más conocidos de Kiss. Y es que te guste más o menos la banda neoyorquina más estéticamente cuestionada de la historia, este tema tiene su aquel. Pero no es la única... a este despropósito se unieron Anna Vissi, Ankie Bagger (la convierten en disco) y definitivamente Daniel Mifsud no sé qué pretendía. Esta versión es mejor abstenerse de escucharla, seas o no seguidor de Kiss. Sin comentarios.



i was made for lovin' you / paulina rubio

A ella le gustó tanto como le había quedado que hasta la incluyó en uno de sus discos, para que siempre podamos echar mano de él y volver a escucharla.
Por favor!!!

jueves, 23 de octubre de 2008

un cartel problemático

Val tiene 28 años, es atractiva, tiene estudios universitarios y una cómoda posición económica. Es además una mujer muy liberada que busca constantemente nuevas experiencias para saciar su curiosidad sexual. Se acuesta con quien quiere y cuando quiere.Tras diversas experiencias, acabará convirtiendo el sexo en su forma de vida, lo que la conducirá a encontrar el amor y a ejercer la prostitución, viviendo en ambos casos experiencias extremas.

Diario de una ninfómana se basa en el libro de la escritora, sexóloga y ex prostituta francesa Valerie Tasso, publicado en España en 2003. La obra se ha traducido a más de 15 lenguas y ha sido best-seller en más de 10 países, alcanzando el medio millón de copias vendidas en todo el mundo.

Hasta aquí todo normal.

Pero el estreno de la película y la promoción en carteles crea una polémica que a estas alturas resulta fuera de lugar. Se ha tachado de acción publicitaria de dudosa legalidad y gratuitamente provocativa. A pesar de que el contenido puede parecer ciertamente fuerte, lo anecdótico del caso es que la cinta ha obtenido la calificación del Ministerio de Cultura de Autorizada para Mayores de 13 años, aunque no haya conseguido pasar la prueba para que se exhiba en intercambiadores y marquesinas de transporte público en Madrid, en las que podemos ver carteles como estos sin inmutarnos.

Que el cuerpo de la mujer se utiliza en la publicidad no es nuevo, pero las connotaciones añadidas en este caso sí, ¿gratuitamente provocativo? ¿acaso los carteles de lencería no lo son siempre? ¿qué tienen estas braguitas de encaje? ¿una mano dentro?.
La película cuenta una historia que a muchos puede parecer incómoda, pero por cerrar los ojos ni desaparece la prostitución ni las adicciones. Lo que no saben es que con esta pataleta contribuyen a hacer publicidad de lo que tanto hiere su sensibilidad.

Quizá un señor armado sea menos provocativo, pero personalmente creo que más escandaloso. Existen carteles con peor gusto que éste y no sólo en cine.

Seguro que se os ocurre alguno!

martes, 14 de octubre de 2008

cerrando ciclos







Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los por qués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!




Paulo Coelho (aunque Gloria H. le acusó de plagio)




el rumbo de tus sueños / bunbury & vegas

Vuelvo en unos días. Que os vaya bonito!

sábado, 11 de octubre de 2008

hallelujah

Compuesta por el canadiense Leonard Cohen y después de un año de trabajo, Hallelujah vio la luz por primera vez en 1984. Se dice de ella que es difícil de cantar por lo que tiene de litúrgica, de religiosa, de purificadora.
Ha sido utilizada en televisión y como banda sonora de varias películas ya que es el complemento perfecto de escenas tristes. Cuenta además con la consideración de ser una de las mejores canciones de la historia (público, compositores y crítica se pusieron de acuerdo).
No es de extrañar, por tanto, que algunos cantantes se decidieran a incluir este clásico contemporáneo en su repertorio: John Cale, Allison Crowe, Sheryl Crow, Bob Dylan, Rufus Wainwright, Jeff Buckley y Damien Rice, entre otros.


Después de escuchar unas cuantas, es imposible no decantarse por la que incluyó el malogrado Jeff Buckley en su disco Grace (1994). Hasta el propio Cohen quedó fascinado y es que con sólo una guitarra y su voz, conmovedora y potente, Buckley hace del tema algo sublime.
Una versión que supera al original, casi 7 minutos de melancolía, belleza y perfección. Lástima que esa voz se apagase tan pronto.


(después de la publicidad)



Buen fin de semana!

viernes, 10 de octubre de 2008


jueves, 9 de octubre de 2008

respira



La angustia por el paso del tiempo nos hace hablar del tiempo que hace





Breathe to make me breathe



Breathe - Midge Ure

miércoles, 8 de octubre de 2008

libra

Espléndido y contundente.


carlota coronado, 2006

Protagonizado por Helena Castañeda y José Ángel Egido.

Ganador del VIII Festival de Cortometrajes Ocular de La Selva del Camp, premio a los valores sociales en el VI Concurso de Cortometrajes de Rivas Vaciamadrid, CreatRivas, Segundo Premio Comunidad de Madrid 2006, Premio a la mejor actriz en el primer festival Cantabria audiovisual, etc.

Un homenaje a todas las madres trabajadoras.


martes, 7 de octubre de 2008

perfect symmetry


Parece que este mes de octubre va a ser prolífico.
Primero Bunbury, hoy sale a la venta su último trabajo, que lleva pululando en la red un tiempo, y ahora son los británicos Keane los que vuelven. Dentro de una semana, estará a la venta Perfect symmetry, su tercer album de estudio grabado en París, Berlín y el Reino Unido. Se dice que esta vez se utilizarán guitarras y que se produce un cambio de sonido cercano al funky con aires sesentones.

Hace un par de meses se pudo escuchar y descagar el que será su primer single Spiralling, y es cierto que cuesta creer que son ellos. Supongo que hay que evolucionar y atreverse con nuevos estilos, pero con moderación. Después de Hopes and Fears, el mejor disco del grupo (personalmente, claro) en el que con un piano, una batería y una voz se hacían melodías de rock, sin gitarras, ésto resulta muy diferente.

Habrá que esperar al resto de canciones para opinar sobre los cambios.



keane / spiralling

lunes, 6 de octubre de 2008

tu firma es más importante de lo que crees

Sumando pocos se puede hacer mucho.


amnistía internacional, 2007

Un mensaje simple, que pone de relieve que algo tan insignificante como podemos pensar es una firma sirve para dar voz a los que no la tienen. Imagen y sonido se fusionan creando un post impresionante.
Creatividad justa y solidaria.

sábado, 4 de octubre de 2008

creep

Creep es el primer single (sin contar con el Drill EP) lanzado por la banda británica Radiohead, y uno de los temas en su álbum debut de 1993, Pablo Honey. Fue compuesta por el cantante de la banda Thom Yorke y publicada por primera vez en el Reino Unido en septiembre de 1992. Inicialmente no tuvo mucha difusión puesto que la BBC Radio 1 la consideró demasiado depresiva, por lo que fue retirada de la programación tras haberla radiado tan sólo dos veces. Aun así, el tema se convirtió en uno de los mayores éxitos de la banda.
El tema ha sido lanzado en varias ocasiones, con distintas versiones, puesto que el original contiene la frase "you're so fucking special" (eres tan jodidamente especial); una versión para la radio cambia esta frase por "you're so very special" (eres tan especial), cosa que disgusta a su compositor porque le hace perder la ira original.

Varios grupos han versionado este controvertido tema, entre ellos Korn, U2, The Pretenders, The Cure... Pero hoy me decido por la que hizo Damien Rice. Quizá, porque éste se puede utilizar como definición de melancolía, porque me gusta la versión, y sobre todo porque me gusta él.



damien rice


Buen fin de semana!

viernes, 3 de octubre de 2008

jueves, 2 de octubre de 2008

confluence

Partitura de gran intensidad dramática, en la que el compositor recurre a la fuerza evocativa del violín y a instrumentaciones niponas pero no para ejecutar un trabajo étnico, sino para incidir en los aspectos más sobrios y sombríos del ambiente.
Un trabajo sublime por muchos motivos. Piezas como esta intensa Confluence alcanzan en la película una emoción, dramatismo y relieve impresionantes.

Banda sonora premiada con un Globo de Oro, un Grammy, y nominada a los Bafta, Satellite, Chicago Film Critics, MundoBSO y al Oscar.



memorias de una Geisha, 2005. John Williams

meme

Hace un par de días rubén me invitaba a seguir éste, así que ahí va:

1) Coge el libro más cercano, ve a la página 18 y transcribe la cuarta linea....
no tiene cuarta línea!
(84, Charing Cross Road, Helene Hanff)

2) Cuenta lo último que viste en la tele
el martes por la noche, dos capítulos de Anatomía de Grey.

3) ¿Qué proyectos tienes entre manos ahora?
en este momento, ultimando detalles de las vacaciones de los próximos días (alojamiento, maleta, visitas, etc) . Después, volver al gimnasio?... me cuesta.

4) ¿Qué material te gustaría probar?
pues hay tanto por probar... y yo soy tan torpe para eso!
por ahora dominar el photoshop.

Y ya.
Se supone que hay que enviarlo a más gente, pero prefiero invitar a seguirlo a todo aquel al que le apetezca.

miércoles, 1 de octubre de 2008

domingo

Una apacible tarde de domingo, una merienda en el campo, una pareja de enamorados, ...
de pronto su vida se convierte en un episodio de ciencia ficción


nacho vigalondo,2005

protagonizado por Alejandro Tejería y Pilar Gil.

Divertido y disparatado, sobre todo disparatado.