jueves, 27 de noviembre de 2008

carta a un maltratador

A la vergüenza de la sociedad, a ti:

¿Sabes?, el otro día saltó a los titulares de un periódico cómo un hombre propinó una brutal paliza a su mujer; no era la primera vez, pero esta vez la roció con gasolina y le prendió fuego. Se ve que no era suficiente para él.

¿Qué te parece?, ¿te resulta emocionante?; imagina ahora que esa mujer era familiar tuyo; ¿ahora si montas en cólera?
Intenté comprender qué podría pasar por la cabeza de ese hombre, qué sentimiento tenía en ese fatal momento, intenté justificarlo, pero no lo conseguí, en cuestión de segundos comprendí que nunca sería capaz, porque no existe y jamás existirá justificación ante tal aberración. Pero sí averigüé algo, creo que esa persona cometió tal acto, por sentirse inferior y no tuvo más remedio que evidenciarlo utilizando la violencia ¿No es así?

Por desgracia puedo decirte que esto no es un hecho aislado, que demasiado a menudo se escuchan los gritos de mujeres destrozadas por animales como tú. He oído que algunos maltratadores no creen maltratar a sus mujeres porque les pegan con la mano abierta, otros que creen no hacerlo porque no les hacen sangre. Ilusos…, iluso.
No te das cuenta de que es la falta de respeto la clave de todo.

Me sorprendió descubrir cómo muchas de las mujeres maltratadas disculpan a sus agresores esperando que aquellas manos que hace tiempo les regalaban flores y les hacían caricias con ternura vuelvan. La brutalidad del puño contrasta con la ternura de aquellas dulces flores. Tristemente esa mujer que por miedo no se atreve a denunciar, espera recuperar ese cariño con el que una vez la trataste, cariño que nunca podrá obtener de una persona sin corazón como tú. Pero esto no es único, son muchas las mujeres que reclaman libertad y sueñan con perder el miedo a dar ese salto.

¡Qué mezquino puedes llegar a ser!, llegas a conseguir que una persona viva con miedo las veinticuatro horas del día, llegas a conseguir que esa persona desee no vivir.

Sinceramente maltratador, me das asco y creo que cuanto más te escribo más te repugno e imagino que cuanto más lees más me repugnas. Ella te entregó sus sueños, sus ilusiones, su corazón y tú a cambio le quitas su libertad, pisoteas su dignidad y sus derechos…
¡Qué triste es que exista gente como tú!, ¿te das cuenta de que esa mujer es persona y tiene derechos que tienes la obligación de respetar? Te has parado a pensar que esa mujer a la que pegas es la única fuente de vida que existe; sin mujeres la vida no existiría, ¡tú no existirías!

Hace años en la sociedad había cierta desigualdad entre hombre y mujer, por suerte hoy en día la balanza se está nivelando y, gracias a ello, disminuyen los abusos

¿Por qué te empeñas en seguir así?, ¿por qué no sigues el progreso de la sociedad?, date cuenta que no consigues nada con tu actitud machista. Abandona la edad del puño, entra en la edad del respeto, la igualdad, la justicia.

Por cierto, hablando de justicia, ¿sabes lo que es?, ¿lo que significa?, significa dar a cada cual lo que se merece por su condición o por sus acciones, ¿qué te crees merecer tú? Te da miedo contestarte lo sé, o quizás simplemente no seas capaz ni de imaginarlo.

He oído decir que el maltrato es un problema de complicidad social, que una parte importante de la sociedad mantiene los ojos cerrados y se tapa los oídos ante este problema. Pero yo no seré de esos, no me quedaré quieto, lucharé por ayudar a estas mujeres y por hacer que hombres como tú paguen por lo que han hecho. Espero que entiendas esta carta y lo que te quiero decir en ella.
Las mujeres maltratadas sueñan con la justicia, sueñan con vivir en libertad, ¿y sabes qué?, haré todo lo que esté en mi mano por conseguir sus sueños, porque los sueños se cumplen.




Javier Mellado Cano

IES Bioclimático, de Badajoz. IV Premio del II Concurso Nacional "Carta a un maltratador", convocado por la Asociación Juntos contra la violencia doméstica