jueves, 10 de enero de 2008

sí... o no



Puede parecer una elección fácil.
Estamos acostumbrados a elegir a diario, desde que empieza el día; primero la ropa que te pondrás, lo que desayunarás, si el coche o el autobús, si carne o pescado, si...
Pero hay otras decisiones, más importantes, que cuestan más. Lo más lógico sería elegir lo que te conviene, lo que sabes que no te hará arrepentirte, lo que te aportará un determinado beneficio.
¿Pero qué pasa cuando lo elegido no es lo que te conviene, ni lo justo, ni lo que te hará sentirte orgulloso a largo plazo? ¿Por qué esa necesidad de jugar a malabares? ¿Por qué sentirse atraído por las cosas que sabemos que nunca salen bien? ¿Será acaso una especie de vanidad entrenada lo que nos lleva a comportarnos como equilibristas sin red? ¿Sabemos que esta vez la caída tampoco nos va a matar?
Se supone que estas son las cosas que ayudan a crecer, lo que te hace más fuerte lo que te proporciona la experiencia y habilidad de enfrentarte a la vida. Pero, la verdad, en este momento me gustaría que existiese un libro de instrucciones, aunque fuera en chino, una lista de pasos a seguir, algún material de apoyo, algo...
Quizá sólo sea cuestión de tiempo encontrar la respuesta, entre tanto habrá que esperar, masticar la incertidumbre y convivir con la indecisión.