El título de uno de los libros de Benedetti viene que ni pintado para resumir el post de hoy. Aunque podría sustituir despiste por otra palabra que resultaría más acertada.
El caso es que en medio de un invierno frío y gris, demasiado para alguien fotodependiente, una dolencia crónica que se empeña en fastidiar más de lo oportuno y mezclado con un trabajo de seis días a la semana aderezado con algunas guardias... estoy agotada.
Aunque el problema es más mental que físico. Llevo unas semanas en las que hasta el blog se me hace cuesta arriba. Lo que siempre es divertido por culpa del bloqueo en el que me encuentro me estresa sobremanera.
Hace unos días, y supongo que es la gota que colma el vaso, la falta de concentración en el trabajo me llevó a cometer un error que por suerte sólo quedó en eso.
Entonar el mea culpa no sirve de mucho, ni hubiese reparado nada lo que podría haber pasado. Pero ya no puedo hacer más. Bueno hacer, además de evitar que suceda de nuevo, entre otras cosas pasa por tomarme una temporada de descanso, intentar dormir más, comer mejor, ralajarme, ... desconectar para recargar pilas, en resumen.
A eso viene este pseudo-suicidio profesional y el rollo añadido... toca descanso, reorientación y puesta a punto.
Si el plan lo permite pasaré a visitaros. Hasta la vuelta y que os vaya bonito.
Besos
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Hace 1 año