jueves, 22 de enero de 2009

escenas inolvidables V

Sabrina Fairchild (Audrie Hepburn) es la hija del chófer de los Larrabee, una rica familia de Long Island. Desde niña siempre ha estado enamorada de David (William Holden), el menor de los Larrabee, un seductor empedernido que nunca le prestó la más mínima atención.
Con el paso de los años y gracias a los ahorros de su padre, Sabrina se marcha a París y vive una temporada maravillosa que le ayuda a madurar, regresando a su país dos años después convertida en una bella y sofisticada joven. Cuando David la ve queda prendado de ella, y está dispuesto a romper su compromiso matrimonial con una millonaria. Linus (Hamphrey Bogart) el hermano mayor, ha cerrado un trato comercial con el padre de la actual prometida de David... y no quiere que nadie se interponga en sus negocios.



billy wilder, 1954

La escena de arriba es precisamente la del encuentro de Sabrina con David tras su estancia en París. Hay muchas escenas divertidas en esta deliciosa y elegante comedia romántica, pero quizá ésta es la que más transmite la idea de una adptación de la Cenicienta.
Curiosidad por ejemplo es la elección de Bogart cuando Wilder pensó en Cary Grant, el vestuario de Huber de Givenchy para una actriz a la que no conocía o la rivalidad que se cuenta apareció entre los protagonistas masculinos y que provocó que nunca más trabajasen juntos.

En el año 1995 se hizo un remake, Sabrina y sus amores, en los que Julia Ormond, Harrison Ford y Greg Kinnear dirigidos por Sydney Pollack volvieron a contar la historia, aunque sin la intensidad de la primera vez.

Las críticas dicen que no está al nivel de los demás trabajos del director vienés, pero a su vez fue nominada a seis Oscar, aunque sólo obtuvo uno.
La cuestión es que para los amantes del cine romántico es una bonita película de ritmo ágil y con un aroma dulce sin caer en la cursilería. Una buena opción para un fin de semana lluvioso (otra vez).