Los primeros conciertos de The Jesus and Mary Chain se han convertido en legendarios en los círculos independientes. Sus cortas actuaciones, algunas de no más de diez minutos, consistían en una constante muralla de distorsión y ecos. Tocaban de espaldas al público, no por una actitud de desprecio sino por una táctica asumida. El grupo impactó por varias razones: un sonido potente y distorsionado, letras agresivas y una característica actitud de "a-la-mierda-con-todo", postulado que incluía a sus fans. Sus actuaciones siempre solían terminar con la destrucción del intrumental y con disturbios.
Comenzaron en 1984 sin tener ningún conocimiento musical, con un primitivo acercamiento a la música, sensorial y corporal más que técnico. En su segundo LP (Darklands) se aprecia un sonido más melódico, más armonioso. Automatic (1989) supone un alejamiento de la violencia que predominaba en sus comienzos. En 1992 con Honey's Dead, retoman la irreverencia de los primeros años y prohíben algunas de sus canciones en radio y televisión. En su quinto album retoman una dirección más acústica, como ya sucediera con el segundo. Después de cuatro años sin grabar, en 1998, reaparecen con Munki. Este disco no dio el resultado esperado, aparece como un refrito del al antigua fórmula mágica, hecha y deshecha... A principios de 1999 se produce el anuncio oficial de la disolución de la banda. Sus relaciones son conflictivas, así como sus vidas rodeadas de escándalos, detenciones y problemas de drogas y alcohol.
Ahora dicen que vuelven a grabar, supondría el regreso de una de las bandas míticas y más importantes del underground. Habrá que esperar a la primavera para escuchar como resulta el evolucionado sonido Mary Chain.
La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se reescriben las biografías y la historia.