lunes, 21 de abril de 2008

perdidos









Todo el mundo necesita ser encontrado.
Y a veces, cuando nos sentimos perdidos, aquellos que nos rodean no parecen ser los más capacitados para ello...

Esta sensación de desconsuelo es la que Sofía Coppola transmite con insólita sensibilidad y elegancia en este film. Para ello se sirve de una bonita e inusual historia de amor.

Sucede en Tokio y no muestra ni aventuras, ni sexo, ni besos, ni palabras románticas... nada de lo que tienen las historias de amor.
Sólo asistimos a la desalentadora vida de dos personas que, pese a la diferencia de edad y vivencias, se sienten unidas por la soledad, por una charla en la barra de un bar, por una noche en el karaoke, por unos cuantos susurros en la penumbra, por una caricia.
Ambos encuentran en alguien desconocido una extraña sensación de ternura y comprensión que sus respectivas parejas no son capaces de darles. Lo mejor es sin duda la explosión de emociones contenidas y casi mágicas, un instante irrepetible, la cumbre del romance, al final.

Lost in translation es un viaje, otro más, por la conciencia humana que nos demuestra que pese a sentirnos incomprendidos, siempre habrá alguien que comparte ese mismo dilema, pero no el mismo destino.

Es además, una oda al buen gusto, no sólo por la estructura narrativa sino por el diseño artístico, la fotografía, y por su excepcional banda sonora (My Bloody Valentine, Happy End, The Jesus & Mary Chain, Roxy Music...)

Quizá sea sólo una historia más pero que, con el arte de las cosas sencillas, consigue llegar.

.